miércoles, 21 de enero de 2015

De la poesía como préstamo

Las tres Gracias (Rubens)


Los poemas están hechos con las palabras que usamos a diario y, en ocasiones, con ciertas variaciones, mutilaciones y transfiguraciones que proceden de las mismas. Esto me lleva a pensar que la poesía no consiste en inventar versos sino más bien en escuchar a las palabras y enamorarlas unas con otras. El poeta no inventa, el poeta construye: es un arquitecto que se vale de la materia prima más milagrosa -el lenguaje- para edificar sobre una página en blanco una sombra arrojada al abismo que su propia voz dibuja. La voz de un poeta no se distingue por su invención sino por su forma de enamorar sonidos e imágenes. El poeta, por lo tanto, no es dueño de sus palabras ni mucho menos del lenguaje. La función del poeta no reside en poseer las palabras sino en tomarlas prestadas. La poesía es un préstamo, un regalo que nace para devolverse a sí mismo: a todos y cada uno.

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