Las tres Gracias (Rubens)
Los
poemas están hechos con las palabras que usamos a diario y, en ocasiones, con
ciertas variaciones, mutilaciones y transfiguraciones que proceden de las
mismas. Esto me lleva a pensar que la poesía no consiste en inventar versos sino
más bien en escuchar a las palabras y enamorarlas unas con otras. El poeta no
inventa, el poeta construye: es un arquitecto que se vale de la materia prima
más milagrosa -el lenguaje- para edificar sobre una página en blanco una sombra
arrojada al abismo que su propia voz dibuja. La voz de un poeta no se distingue
por su invención sino por su forma de enamorar sonidos e imágenes. El poeta,
por lo tanto, no es dueño de sus palabras ni mucho menos del lenguaje. La función
del poeta no reside en poseer las palabras sino en tomarlas prestadas. La
poesía es un préstamo, un regalo que nace para devolverse a sí mismo: a todos y
cada uno.
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