Fotografía original del ave negra by Mympatukis (19/11/2014, Madrid)
Hace ya varios días que un ave negra viene posándose en la cima de un
poste de luz que se observa desde mi balcón. Ignoro cuál es su cometido, si
secarse al sol o beber de las alturas, y eso hace que me rinda aún más a su
quietud repentina. Se ha ganado mi simpatía a tal grado que cuando me asomo y
no la veo siento que mi ventana está vacía y mi balcón despoblado. Lo más
probable es que el ave negra ignore que tiene un espía. En ella mi espíritu ha
encontrado el don apacible del azar y la magia que se recrean como un eco en la
costumbre del día. Recuerdo, entre aleteos, aquellos versos de William Carlos Williams: Este gorrión/ que se ha posado en mi
ventana,/ más que un ser natural/ es una verdad poética.
El ave negra que observo desde mi balcón, más que un ser natural, es
también una verdad poética: en su fiel pose y en su estructura de relámpago
óseo observo al mundo reunir su completo estado de gracia.
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