"Arco y punta" de W. Kandinsky (1929)
"La flecha en la palabra"
por Eduardo Fariña Poveda
Huir
es más espacio que tiempo. La apuesta acrobática por poner a disposición de un
lector una serie de recursos y pulsiones internas es lo que define la jugada de
un poeta. Pero los que excavan en las profundidades blancas de una página a
veces descubren un tesoro en movimiento que solo puede entenderse desde la
óptica de quien mira sin esperar más que el placer del instante, que todo
tiempo presente prefigura: «Empuñar el silencio y
tasajear la página» se nos dice en un verso.
Retomando, escribir como gesto
también entraña jugada, pero los poetas que investigan los cauces por los que
están dispuestos a transitar, siempre nos sorprenden; en el caso del libro que
nos convoca, la jugada se metamorfosea y se camufla en el impacto que estos
poemas provocan. El ejército está en movimiento y en su huida, deja tras de sí
un rastro para que podamos, lectores, regresar a la infancia, a la soledad, al
placer textual, a la compañía programada de quienes deciden celebrar nuestra
presencia. Errar por errancia más que por error o por descuido. Aquí siempre
hay objetivo y no faltan flechas, como se verá en uno de los apartados más
veloces del libro. En otro blanco, veremos a los personajes, a medio camino
entre la breve biografía y el instante de su asedio.
Óscar Pirot en El ejército ha huido
reúne una serie de textos breves, divididos en 5 apartados. Algunos poemas son
muy afilados como flechas. Otros más blindados y recubiertos de acero, como
balas. En algunos casos hacen referencia a una realidad cercana, en otros, los
textos intuyen que el lector necesita aportar un significado adicional a su
estructura sintáctica. Porque las ideas de la guerra y la batalla están
presentes en el mundo natural y en las sociedades que habitamos. Y nosotros,
como lectores, nos apropiamos de la abstracción de la idea de batalla mientras
sentimos o recordamos cicatrices pasadas y/o los sonidos de las guerras
cotidianas combatidas: «Herir es dar la carne como
ausencia». Muchos ejes temáticos vertebran el poemario.
Aquí es clave todo lo relacionado con la distancia. El arquero tiene éxito en
la medida de que no toca su blanco; la flecha en el aire resume toda la
extensión que la tensión comporta: «Atravesada por
flechas / la carne se llena de vuelo».
Poema que logra impactar no solo en el lector como individuo, sino en su
experiencia lectora, en su situación espacio-temporal con la cultura contemporánea.
El poema y su tensión con la página en blanco. O con su eficacia estratégica: «Acribillar palabras hasta dar en el blanco de la página».
Cabe señalar que Pirot se
interesa por la idea de concepto. Cada poema aporta un grano de arena para
construir una maquinaria de mayor ingeniería. No es la primera vez; hay un más
allá de osadía en la puesta en escena de este libro. Si en Bestimenta (2011), el itinerario de lo animal hacía pensar en un
lenguaje que apelaba a un lugar posible entre bestia y hombre y en Luz Anfibia (2012) la pedacería de lo
fragmentario sondea las profundidades internas de una poética en construcción
(Añadiríamos la gimnasia onírica presente en el libro colectivo Hypnerotomaquia de 2017) en este libro
el lenguaje busca asociarse con la idea de conflicto. Entendiendo este como el
cruce de destinos, como se anuncia en el comienzo del poemario. Desde la
infancia, desde la decisión de ser un autor o desde la complicidad con los
seres queridos, la herida y la batalla se hacen posibles como experiencia de
lenguaje. Búsqueda. Recovecos de un decir. Más que estar, persistir. Reflexión
alrededor de significado y significante. El ejército se mueve. Se amplia el
campo de batalla en el espacio.
Trinchera, portaviones,
catapulta, ametralladora, francotirador, el desertor, mensaje en la botella...
Palabras clave que atraen a tantos otros títulos del texto. El poemario tiene
sus piezas desplegadas. Y se mueve. Ondula cuando a su paso desgarra como una
espada. O desde una distancia considerable, el lector es alcanzado por otra
flecha.
Zaragoza, abril, 2019
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