lunes, 3 de abril de 2017

“Mediodía” de Víktor Gómez: Una blancura que absorbe polen

Mediodía, Víktor Gómez
Eolas Ediciones, Colección Tercer Gesto, León, 2016


En el mediodía el sol corona el cielo alcanzando el punto más alto de su elevación, flota como una córnea que desgrana visiones, hunde su bisturí en caída cenital, hace del paisaje una membrana de dos hemisferios. La poesía de Víktor Gómez cumple esa función aérea, sale de sí misma para flotar y construirse a partir de realidades lingüísticas ajenas: poesía de la escucha, de la iluminación del discurso invisible.

En su libro titulado A la escucha,  Jean-Luc Nancy señala que “estar a la escucha es estar al mismo tiempo afuera y adentro, estar abierto desde fuera y desde adentro, y por consiguiente de uno a otro y de uno en otro”. En ese sentido, Mediodía de Víktor Gómez es un ejercicio de desprendimiento y de habitabilidad. Su escritura recoge lo que otros, o mejor dicho, lo que otras han dejado tatuado en el viento. Su decir es un acto de transvase: de las conversaciones y los diálogos que mantiene con mujeres nace un signo derramado, una voluntad de estrangular a la palabra y hacerla sufrir hasta que confiese lo que no puede saber cómo.

Las tres partes que componen Mediodía, a decir: INTERMEZZO, MADRECITA y LA O-/LAS OLAS ASÍ ¿CÓMO?, tejen múltiples atmósferas que van desde las escenas domésticas y los misterios cotidianos, al cuestionamiento del poder y el enfrentamiento del mundo con la palabra. En sus páginas asistimos a flashes que evocan apariciones femeninas, evocaciones a la fotografía analógica, rotaciones de lugares  y hasta el profundo y revelador momento en que dos contrincantes se saludan previo a un combate de arte marcial en el que no importa demasiado la fuerza sino el atrevimiento de la ligereza a conducir la energía de dos cuerpos en una dirección.

La voz de Víktor Gómez alumbra capas sociales e interiores. Conciencia y fraternidad, inflamación y desvelo, se ponen al servicio de una denuncia lúcida que nos devuelve el aliento ante las incomprensiones y los abusos de ciertas esferas jerárquicas, y ahonda hasta descubrirnos que el  peso del mundo se sostiene por la sustancia de lo indecible.

Al adentrarnos en su lectura, los poemas nos van encantando con su frecuencia y su vibración de voces superpuestas. Oralidad, látigos de prosa, condensaciones de testimonios, reordenación del decir, en este libro Víktor nos entrega una poesía solar, una blancura que absorbe polen (tomando uno de sus versos) y que nos hace pensar en la polinización del lenguaje en base a lo dicho por otros cuerpos.

En realidad vivo para dejar un hueco     puedo vivir en los huecos que otros dejaron, nos dice Víktor en un poema, y quizá sea ese hueco lo que sintamos al acercarnos a la luz de su Mediodía. El hueco que nace de aquello que nos habita: la poesía.


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2 comentarios:

  1. muchas gracias, Óscar. Qué honor para Mediodía estar en la hospitalidad de tu lectura.
    Un abrazo grande,

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  2. Un placer querido Víktor! Disfruté mucho de su lectura, un abrazo!

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