jueves, 25 de septiembre de 2014

Alternancia: José Juan Tablada y Francisco José Cruz

José Juan Tablada (1871-1945)



Una de las construcciones formales que más me han llamado la atención en el campo de la poesía es la de la “alternancia”. Aunque en el ámbito literario no existe una definición como tal, la alternancia puede presentarse como la confluencia de distintos espacios, tiempos y/o acciones en torno a un mismo objeto o situación en común. Este procedimiento nos recuerda que en el cine existe algo parecido: mediante los cortes de edición y el ritmo de montaje, podemos observar las decisiones que los distintos personajes van tomando en torno a un conflicto.

Los efectos que produce este tipo de construcción van desde la visualización de acontecimientos simultáneos hasta la descomposición de un objeto visto desde diferentes perspectivas; incluso, pueden dar lugar a saltos en el tiempo como los denominados flashbacks o flashforwards. Sin embargo, hay algunos poemas en donde dicha alternancia adquiere mayor complejidad debido a que recae en la presentación de una misma sustancia protagonista de dos hechos distintos y que parecen ocurrir simultáneamente.

Por poner un ejemplo: Imaginemos que están trasquilando a una oveja. Y mientras se nos cuenta esta acción, al mismo tiempo se nos va contando cómo una mujer va tejiendo una prenda de lana que resulta proceder de la misma oveja que está siendo trasquilada en ese momento. Este tipo de alternancia es a la que me refiero, aquella en la que el mismo objeto es abordado desde dos acciones simultáneas procedentes de espacios-temporales distintos y que crea una sensación muy parecida a la de los universos paralelos o a la de la teoría de las cuerdas que plantea la Física Teórica.

Hay dos poemas que, a su manera, se ocupan de esta suerte de alternancia y que me han marcado como lector. Uno es del poeta mexicano José Juan Tablada y el otro del poeta español Francisco José Cruz. El primero de ellos, titulado Nocturno alterno, nos cuenta cómo al mismo tiempo el poeta está observando la luna desde Nueva York y Bogotá. La misma sustancia bifurcada por dos miradas de un mismo ser procedentes desde distintos lugares y tiempos. Por su parte, el segundo poema, titulado Manera de comer, nos hace partícipes de cómo un venado está siendo cazado en el bosque y al mismo tiempo devorado en un plato de comida.

Estos poemas siempre me han parecido muy particulares porque logran dislocar la línea espacio-temporal por medio del uso de la palabra y la imagen que de ella emana.

A continuación, los reproduzco esperando que los lectores disfruten de estas alternancias.

Para el primer poema, utilizo los textos de la 1era y 2nda versión  tomados de la página de Palabra Virtual. En el siguiente enlace se puede escuchar la recitación de estas dos versiones: José Juan Tablada, palabra virtual. Por su parte, el poema de Francisco José Cruz pertenece a su libro Maneras de vivir.



José Juan Tablada

Nocturno alterno


Neoyorquina noche dorada
          Fríos muros de cal moruna
Rectors champaña fox-trot
          Casas mudas y fuertes rejas
Y volviendo la mirada
          Sobre las silenciosas tejas
El alma petrificada
          Los gatos blancos de la luna
Como la mujer de Loth

                    Y sin embargo
                         es una
                              misma
                                   en New York
                                        y en Bogotá

                                                            LA LUNA...!



NOCTURNO ALTERNO, SEGUNDA VERSIÓN


Neoyorquina noche dorada
Rectors champaña fox-trot
Y volviendo la mirada
El alma petrificada
Como la mujer de Loth
          Fríos muros de cal moruna
          Casas mudas y fuertes rejas
          Sobre las silenciosas tejas
          Los gatos blancos de la luna

                    Y sin embargo
                         es una
                              misma
                                   en New York
                                        y en Bogotá

                                                            LA LUNA...!




Francisco José Cruz
Manera de comer

Tengo en el plato, ya partido,
un pedazo de carne
de venado que corre por detrás de las dunas
mientras yo lo mastico y lo digiero
tan despacio
que acaso también él se haya parado
en cualquier tronco absorto del camino.

El cuchillo raspando sobre el barro del plato
me chilla que ahora mismo
él escarba en la tierra.
Y el sabor de su carne le va dando
al deleite furtivo de mi lengua
la tensa fruición de la berrea,
que a la noche extenúa con su celo.

La salsa me revela
que acaban de abatirlo en un recodo
implacable del bosque.
Cuando dejan los buitres en la arena
solamente los huesos
esparcidos
sobre un charco de sangre,
el plato está vacío.


Pd. El tema da para mucho y hay otros poemas que presentan diferentes tipos de alternancia, pero de momento quise centrarme en estos dos textos.


***

 

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